Y me llamas de amigo
cuando mi cabeza sobre tu pecho
no ha vuelto a estar recostada
Cuando a menudo nos sacude el miedo
cuando he perdido tu espalda
cuando he encontrado sólo vacío
Mi amigo
Y me llamas de amigo
con un hilillo de voz
o una sonrisa nerviosa
que da a entender tu desgana
Con un vulgar apretón
de unas manos siempre sudadas
Mi amigo
Y me llamas de amigo
si hemos arriado nuestra bandera
Capitanes de quince años que fuimos
para ser ahora dos desconocidos
No me llames de amigo
si me vas a dejar jodido
Mi amigo
cuando mi cabeza sobre tu pecho
no ha vuelto a estar recostada
Cuando a menudo nos sacude el miedo
cuando he perdido tu espalda
cuando he encontrado sólo vacío
Mi amigo
Y me llamas de amigo
con un hilillo de voz
o una sonrisa nerviosa
que da a entender tu desgana
Con un vulgar apretón
de unas manos siempre sudadas
Mi amigo
Y me llamas de amigo
si hemos arriado nuestra bandera
Capitanes de quince años que fuimos
para ser ahora dos desconocidos
No me llames de amigo
si me vas a dejar jodido
Mi amigo
- ¿Sí? Vaya desgracia tienes tú entonces
Se suele poner en boca femenina (viva el machismo) aquello de "cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro"
cuando yo diría mejor
"cuanto más conozco a los humanos, más adoro a mis gatos"
Bien; sé que no es políticamente correcto declararlo así, pero no es que crea yo mucho (eufemismo) en la amistad verdadera; antes al contrario. Raramente he tenido el placer de encontrarme con un ser cuya pureza de alma y sentimientos me hicieran desdecirme de la anterior afirmación. Pero haberlos, haylos, no seré yo tan extremista de negarlo.
De igual forma admito que trato de ignorar a esos amigos que presumen de conocerte, de saberlo todo de ti, de tener la llave de lo que te conviene, lo que deseas y lo que detestas, y rara es la vez que realmente te sientes escuchado por ellos. Pasa el tiempo y llega un día en el cual te cuestionas si conocen algo de tu vida interior, de tu alma, incluso si les importa realmente conocerla. NO, te dices finalmente.
Y lo siguiente es ir alejándote de ellos, centrándote en otros seres o cosas o en nadie o en nada, donde tu compañía o soledad elegida es un privilegio conquistado, al alcance de unos pocos sabios. Es cuando rompes amarras, te echas a la mar y sabes que ya no vas a la deriva, aunque zozobres. Llega la etapa del naufragio.
Y luego aparecen los mensajes en una botella y todo lo demás. En perpetuo estado de contradicción y búsqueda.
Es cuando descubres que siempre hay alguien que comprende y valora tu ser al completo, tu alma imperfecta, aunque sea por un instante en tu vida. Y decides que siempre estará contigo, de esa forma que aún desconoces pero que un día lograrás percibir con claridad.
.....
Y por cierto, yo hubiera dicho mejor
"No me llames de amigo
si me vas a dejar dolido
Mi amigo"
que conserva la rima asonante y suena más poético, aunque quizás tenga menos fuerza.
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