sábado, 7 de julio de 2007

Si tú no vuelves...

Si tú no vuelves
se secarán todos los mares
y esperaré sin ti
tapiado al fondo de algún recuerdo

Si tú no vuelves
mi voluntad se hará paqueña...
Me quedaré aquí
junto a mi perro espiando horizontes

Si tú no vuelves
no quedarán más que desiertos
y escucharé por si
algún latido le queda a ésta tierra

Que era tan serena
cuando me querías
habia un perfume fresco que yo respiraba
era tan bonita, era así de grande
no tenía fin...

Y cada noche vendrá una estrella
a hacerme compañía
que te cuente cómo estoy
y sepas lo que hay
Dime amor, amor, amor
estoy aqui ¿no ves?
Si no vuelves no habrá vida
no sé lo que haré

Si tú no vuelves
no habrá esperanza ni habrá nada
Caminaré sin tí
con mi tristeza bebiendo lluvia





Si tú no vuelves, te seguiré esperando en mi corazón.

Y mientras tanto, regresarás cada vez en mi pensamiento cuando yo te rescate y te traiga para volar juntos como una vez lo hicimos. Igual que siempre.

viernes, 6 de julio de 2007

Almas viajeras que buscan nada.

Llega la noche y la temperatura en el exterior pasa a ser muy agradable, diría incluso que perfecta, tanto que me encuentro plácidamente disfrutando de la soledad de mi melancólica existencia sentado en un banco de madera provisto de cojines de rayas verdes y blancas situado en la terraza, débilmente iluminada por un plafón en torno al cual se concentran diversos insectos atraídos si duda por la magia de su luz. Oigo en la cercanía a unos críos jugueteando y muy a lo lejos un leve murmullo de los coches que transitan a gran velocidad por la autopista, ruido apenas perceptible, pero que para mí no pasa en absoluto inadvertido. Almas viajeras.

Desde mi privilegiada situación, en este atalaya de fantasía que me alberga y que inspira en ocasiones a mi atormentado espíritu de poeta, me detengo y recreo este mundo de viajes, de cambios en el esquema del espacio-tiempo, de continua búsqueda de lo artificial y lo superficial, esa constante huida de las personas hacia paraísos lejanos y desconocidos para encontrarse con no sé qué nuevas sensaciones vitales, sin duda tan poco gratificantes para un corazón acostumbrado a sufrir y que no descansa. Escapar de la realidad por la vía del placer efímero de los sentidos y la fascinación. Cuán alejado estoy de todo eso.

Todo tan cercano y
distante, todo tan ruidoso y sosegado; vidas que transcurren bajo la atenta mirada de la noche. Pequeños organismos vivos que se manifiestan vehementemente, palpitando ternura, afecto, pasión, quién sabe si también rencor.





¿Cómo consideras tú que te encuentras, cerca o lejos de mí, próxima o distante? Y tu corazón, ¿junto al mío o tan alejado como otras veces me parecía que estaba? ¿Con un movimiento trémulo o por el contrario sin turbación? Te percibo tan apartada y a la vez tan solitaria...

.....


Se ha levantando una brisa muy suave que me obliga a aterrizar bruscamente y dirigirme al interior de mi morada.

Continuaré mis viajes oníricos recorriendo los desconocidos pliegues de tu sensualidad, ya oculto bajo el manto de mi alcoba cómplice que me ampara y defiende, y dibujaré esta vez sin temor todos los ángulos de dulzura e inocencia que me enseñaste y los que pude adivinar escondidos en tu interior como tesoros jamás encontrados ni valorados. A la espera de ser algún día rescatados... ¿por algún náufrago, quizás?


¿Me reconoces? ¿Estás todavía ahí o definitivamente te has marchado?

miércoles, 4 de julio de 2007

Batería de idealismo baja.

Llevo unos días dedicado intensamente a resolver algunos asuntos ineludibles que reclamaban mi atención, lo que unido a mi quehacer cotidiano me estaba provocando que no pudiera visitar otros lugares hermanos en este mundo de náufragos donde voluntariamente me encuentro confinado. Es una lástima, ya lo echaba de menos y apenas tengo tiempo ahora de escribir unas líneas para así manifestar una cierta desazón interior que me empezaba a invadir, pero que en breve doblegaré y venceré.

Me doy cuenta de que no acepto ya estar demasiado tiempo sumido en mi faceta más pragmática, apartado de lo imaginario y fantasioso, sin poder dar rienda suelta a mi lado idealista y soñador; mi alma se agota tan rápidamente como la batería del teléfono y en seguida aparece el testigo rojo de la reserva. Te estás quedando sin fuerza -me avisa un indicador luminoso que parpadea en mi interior-. Debes recargar pronto tus baterías de idealismo -concluye-.

Pues aquí estoy, proceso de carga en curso.






No huyas, no abandones el barco aunque la niebla o el fuerte oleaje te hagan dudar y apenas te permitan percibirme y seas incapaz de guiarte sin la luz de las estrellas o de algún faro perdido; aguarda a que el viento amaine y a que tu instinto indefectible te haga desembarcar dulcemente en las tranquilas arenas de mi alma; espérame a que regrese y te acoja con mis mejores galas que, como sabes, no son otras sino las de mis pensamientos y anhelos hechos palabras.

Yo sigo en vano buscándote y oteando cada noche el horizonte de mi isla soñando con ver algún día a lo lejos el blasón del escudo que abandera tu errante goleta en apariencia a la deriva.




Y el nivel de idealismo ha aumentado algo y se sitúa a mitad de su escala por momentos... Gracias de nuevo, Raphaël.