miércoles, 11 de febrero de 2009

Inadaptado.

Visto pantalón de cuadros de diferentes tonalidades marrones y botas con cordones. Además, llevo una camisa de esas tan bonitas de tela Oxford, y un jersey color beige (a la RAE le parece mejor "beis", pero a mí no) que alguien querido me regaló.

He dejado el coupé en el aparcamiento cercano (a la RAE le parece mejor "cupé", pero a mí no) y recorro mentalmente esa situación que quiero resolver desde hace días y que, en parte, me quita momentos de sueño, aunque me pese reconocerlo. Dentro de unas horas, tendrá lugar el enésimo capítulo de esta novela de costumbres en la que habito, por desgracia, y mi paciencia se verá puesta a prueba, con tal de conseguir mi objetivo último. Iba a decir, ¿tan anhelado?

No lo digo. Maestro, practica lo que enseñas.

No me siento identificado con nada de lo que veo a mi alrededor, cada día menos. Solamente me llega algo cuando recorro algunos blogs como los que están a la derecha de esta entrada; veo entonces aquello distinto que me hace creer que no estoy del todo solo...

Queridos náufragos. Me siento parte de vosotros, aunque silencie mi presencia y mis palabras suenen a más de lo mismo.

No quiero dejar de ser genuino, por más que me empeñe en hacer creer que estoy adaptado.