jueves, 18 de octubre de 2007

Y hoy, ¿es sólo un día más?

Hoy escribo cuando todavía no ha anochecido, aunque el sol va desapareciendo y apenas queda algún rastro de él en el horizonte; allá a lo lejos veo unas pocas nubes con tonos añil, rojizo y violeta, rodeadas de un mar de cielo todavía azul.

Hoy he dado las gracias a una niña pequeña con cabellos rubios ondulados, mientras se apartaba cuando yo intentaba aparcar el carrito del supermercado. Le marqué sin tocarla con mi dedo índice su diminuta nariz.

Hoy no he tomado el atajo habitual que transcurre bajo el ferrocarril cuando las barreras están bajadas; he esperado a que pasara el tren (han sido dos, uno en cada sentido) y he continuado la marcha.

Hoy he saludado al obrero que me detuvo a pie de obra en la carretera por la línea del AVE. Estaba hasta arriba de alquitrán.

Hoy he recibido esa llamada que parece que desatasca aquel asunto que me estaba inquietando últimamente.

Hoy me ha caído en el trabajo algo gordo para las dos próximas semanas, y me he divertido mientras lo analizaba a pesar de la que me espera.

Hoy no me he acordado de la llamada polémica de ayer en todo el día; pareciera que nunca hubiera existido. No guardo rencor a la persona con la que hablé.

Hoy me he comprado una lata de aceitunas negras y otra con sabor anchoa, no rellenas. Ignoro cuándo las tomaré.

Hoy he visitado a mis blogs hermanos que tanta paz, compañía e imágenes de todos los sabores me proporcionan.

Hoy no he leído la prensa digital ni consuiltado mis movimientos bancarios. Creo que el IBEX 35 ha vuelto a subir, pero no pondría la mano en el fuego esta vez.

Hoy no voy a centrar la imagen que coloque en esta entrada.


Hoy creo que he aprovechado bien el día; me siento tranquilo, me siento un poco más yo.





Hoy todavía Raphaël de Valentin sigue durmiendo, no puede cercenar algunos de mis deseos, bastante pueriles, por otra parte.

2 comentarios:

vanmar dijo...

Hay días especiales que uno los siente desde que se despierta, desde que enciende la luz de la escalera o llama al ascensor... desde que uno se cruza con los primeros buenos días y siempre pienso, es el mundo el que me habla? o soy yo que voy despidiendo mariposas por los cuatro costados?
Me gustaría ser esa chica todos los días, hay días en que yo también me siento especial y todo el mundo parace verlo.

Un gran día Raphaël, si que lo fue.
Un beso de mariposa.

Raphaël de Valentin dijo...

Tú siempre parece que despides mariposas, Vanmar.

Gracias. Un beso.