Sigo con más. Procuro disfrutar estos días veraniegos de la mejor manera posible, estirando las horas aprovechando que anochece tarde, lo que me posibilita ampliar el abanico de opciones disponibles en otras épocas del año. Entre ellas, pasear en bicicleta, o mejor dicho, perderme con la bicicleta, es una de mis favoritas; no olvidar durante el trayecto escuchar buena música personalizada en formato mp3 según la circunstancia. Otra de ellas es deslizarme por las carreteras secundarias en moto, antes del anochecer, extendiendo al máximo mis brazos en el manillar y viendo al sol desaparecer lentamente en el horizonte, con la sombra de los pueblos que atravieso con parsimonia, impregnándome de nuevas y tranquilizadoras sensaciones.
Terapia mental en estado puro.

Y también me ocupa pensar en mi futuro, en lo que haré a medio plazo, en cómo enfocaré y orientaré mis próximos pasos personales y profesionales. Vaya, lo normal.
Seguro que cuando regrese de mi periplo por la riviera francesa, veré las cosas con un poco más de claridad.
O quizás no. Heaven knows...