sábado, 3 de octubre de 2020

Retiro.

Retirado, ya por completo. De la vida en general, física y mentalmente; sin ataduras. Es un hecho lógico por otra parte y casi me resulta pueril comentarlo; se trata de la evolución consustancial al ser humano, que con el devenir de los años exacerba y visibiliza su esencia sin miedo, aquella por la que pasa media vida preguntándose. Observo mi transformación de los últimos tiempos como un suceso natural e ineludible en un mundo en constante movimiento; nada permanece inalterable y conviene rendirse a ello sin oposición. Cada una de las etapas anteriores ha sido necesaria e imprescindible para llegar a este punto; ninguna fase vivida es superflua y todas las que vengan lo serán igual, sin cuestionamiento posible. 

Más aún. Agradecido por todo lo que acontezca, lo que sea, como si yo mismo lo hubiese elegido.

------------------

Me he retirado a una diminuta aldea vallisoletana situada en el Valle del río Esgueva, colindando con la comarca palentina de El Cerrato, casi en el límite provincial con Burgos. Perfecto lugar para apreciar la Naturaleza en su estado virginal, con la mínima intervención humana, ocupando mi día en pasear, leer, escribir. "La España Despoblada o Vaciada", lo llaman ahora. Bien; podría decirse que formo parte de ella, aunque no me sienta ya parte de nada. Los días son todos iguales y las estaciones las contemplo en su esplendor y belleza, puras y radicales. Vida sencilla y rutinaria, rodeado de personas en su senectud. Solitarios y serenos todos.

Aquí sucede todo, o nada, pero no necesito más. Aquí soy. 

Además de narrativa, en los últimos años me he sumergido con sumo agrado en la lectura de libros de ensayo, filosofía y religiones que me han enseñado y ayudado a entender algunas cosas, pocas pero importantes, que antes escribía puramente por intuición. Realmente, soy el producto resultante de esas lecturas, al igual que de los valores transmitidos por mis padres y por los educadores posteriores, y de las experiencias vividas; nada más. Empero, creo que mis palabras no aportan gran cosa y pueden sonar poco originales a lo expresado desde hace varios siglos por muchos escritores. Todo ha quedado perfectamente dicho por nuestros antepasados, recogido en las culturas orientales, griega, romana y subsiguientes.  

Leemos para ampliar nuestra ignorancia, para ir sabiendo que no se sabe.

Soy consciente de que apenas he llegado a sobrevolar ciertas ideas dentro del vasto conjunto de escuelas, autores y textos que uno puede ir descubriendo hasta perderse. Con serenidad, dedicaré el resto de mi vida a seguir profundizando en ellas de manera individual, en continuo aprendizaje y progresión, a sabiendas de que mi sitio es el anonimato y la lejanía de los focos, la soledad de quien elige ser el último hombre reconocible en una sociedad con unos valores distintos, seguramente más apreciados y valiosos que los míos. 

------------------

La vida es muy sencilla, demasiado simple, en verdad; nos complicamos cuando lo cuestionamos todo. No hay preguntas, no hay respuestas; no hay nada. Solamente somos, estamos. De paso. Fin del estado mental de eterna duda y preocupación que nos asalta y posee.

Sí, aquí estoy, sin ponerme adjetivos ni etiquetas; sin juzgarme. Siendo más yo, simplemente, o lo que sea que fuere yo, si algo soy; lo ignoro y no me importa, dejando de lado lo demás. Vivo de forma inercial, permitiendo que todo fluya y consintiendo que todo suceda, sin requerir más; no fuerzo nada, no cuestiono nada, lo acepto todo, sin fatiga ni temor. Evitando instalarme y ensañarme en el sufrimiento como principio vital. Con toda la gratitud humana posible. Ahora sí que me he despojado de todo: de mi apariencia, de mis compañías, de mis deseos; hasta de mis opiniones. Es difícil que algo me turbe o inquiete; de ser así, lo aceptaría alegremente dejando que ese sentimiento se expresara en mí con plenitud, sin cortapisas, sin ocultarlo ni enmascararlo mentalmente hasta enquistarlo, con una sonrisa de agradecimiento por su presencia. Meditando y respirando conscientemente si fuera necesario. Con la oración continua como leitmotiv de mi existencia. Aprendiendo de todas las situaciones y cosas. 

Ya no hay nada bueno ni malo, bonito o feo, ganar o perder, que me guste o disguste, que ame o que odie; todo lo percibo bajo el prisma de su relativismo intrínseco. Vocablos en apariencia antagónicos como la felicidad y la tristeza, la vida y la muerte, el amor y el desamor, son términos vacíos, carecen de sentido; ambos supuestos polos forman parte de un mismo todo dual. La soledad, el silencio, la quietud, la presencia, la gratitud, la serenidad, el desapego, la compasión, son algunos de los pocos conceptos que permito que residan en mí. Todo me conduce finalmente a vislumbrar la paz interior, que trasciende y supera a la felicidad. La queja, el enfado, la ira, la culpa, no existen. No hago un esfuerzo por controlar las emociones; no evito que nazcan ni rehúyo de ellas, aunque raramente se presentan en forma de sufrimiento y languidecen ante mi perenne estado de gratitud cuando ello ocurre.

------------------

La mente humana conceptualmente es sin duda un regalo divino, una potente herramienta cuya maquinaria puede funcionar de modo asombroso; solamente hay que ver los progresos realizados por la civilización durante siglos. Pero en su excelso poder reside su debilidad; el uso cotidiano que el hombre otorga a su cerebro lo impele hacia el abuso, el descontrol de las emociones, hacia comportamientos estereotipados que solamente conducen a actitudes patológicas que los psicólogos conocen bien y llenan sus consultas.

Únicamente tenemos el ahora, un momento muy definido y concreto, pero a su vez infinito e imperecedero, que precisa de toda nuestra atención. Vaciar la mente, no hacer nada, dejar que todo transcurra a su libre albedrío, escapar del condicionamiento del karma, estar en completa simbiosis con la Naturaleza de la que todo emana y formamos parte, liberándonos de una inquietud constante, puede ser el inicio de un largo y llano camino en plenitud espiritual.

No sabemos el tiempo que Dios permitirá a nuestro cuerpo físico seguir presente en este mundo, por lo que yo Le agradezco cada mañana al despertar, muy temprano, y durante el resto del día, el maravilloso privilegio de estar vivo, sea por el tiempo que sea.

Aquí, ahora, en mi retiro.



No hay comentarios: